Todas las
personas de cualquier edad o condición pueden ejercer el arte de tejer. Tejer
posee muchos beneficios ya que tiene un efecto relajante, se ejercita la
imaginación, aumenta nuestra creatividad, favorece la psicomotricidad fina y
ayuda a minimizar los efectos de la artrosis y también los de la ansiedad y la
depresión. Tejiendo se desarrolla la perseverancia, la creatividad,
y la concentración, entre otras habilidades. Tejer ejercita ambos hemisferios
del cerebro. Los movimientos repetitivos que se deben hacer, tanto con agujas
como con telares, fortalecen la coordinación. Esta actividad permite hacer una
pausa en nuestro ritmo de vida, lo que además de disminuir el estrés, y por lo
tanto facilitar que ordenemos nuestros pensamientos, fomenta el esfuerzo, la
paciencia y la disciplina para concluir algo iniciado por nosotros mismos.
Los niños si son muy pequeños pueden tejer con los dedos utilizando un sencillo telar de madera como los que tenemos en Taller Coscoja. También viene provisto de una lanzadera para los que ya son más mayores y tienen práctica y de un paquete de lanas de colores.
La técnica para confeccionar un telar es bastante sencilla. Se comienza colocando la urdimbre con un hilo grueso de algodón o similar, pasándolo alternativamente por las ranuras de la madera, en sentido vertical.
Luego hay que cortar una
hebra de lana lo suficientemente larga para que se ajuste al número de vueltas
que se quiera realizar. Se puede hacer con directamente los dedos o atándola en
el lado de la aguja lanzadera que tiene un agujero. El otro extremo de la lana
se ata, al comenzar, en la primera cuerda de la urdimbre. Empezando por esta
cuerda, se introduce la lanzadera (o la lana directamente con los dedos) pasando
alternativamente una cuerda por arriba y la siguiente cuerda por abajo hasta
llegar a la última cuerda. Se tira del
extremo para que pase la lana. La misma operación se repite en el sentido
contrario, llevando bien cuidado de que la cuerda que se cogió antes por arriba
se coja ahora por abajo y viceversa.
Cuando se acabe la hebra se anuda su extremo al de la nueva hebra de lana que se vaya a utilizar y se colocan los nudos por el revés de la labor. Se pueden ir empujando las hebras con los dedos para que queden bien juntas.
No hay que tirar
demasiado de la lana pues el telar no quedaría con los lados rectos.
Cuando se finalice la
labor se sacan los hilos de la urdimbre del bastidor de madera sin cortarlos. Se
desliza la labor hacia uno de los extremos y se cortan los hilos del extremo
contrario anudándolos para que queden al ras de la lana. Los hilos sobrantes
pueden introducirse en el interior de la labor con la ayuda de una aguja de
coser, para que queden ocultos.
Para confeccionar otro
telar, se coloca de nuevo una urdimbre con un hilo grueso de algodón o similar,
pasándolo alternativamente por las ranuras de la madera.
Podemos jugar con el
grosor de la lana para adaptarnos a las capacidades de los niños.
Si el niño es muy
pequeño o poco laborioso, le daremos una lana muy gruesa para que le cunda
mucho y avance rápido. A los niños mas mayores o muy habilidosos les podemos
dar lana mas fina.
Los primeros pasos no
deben hacerse complicados, un telar hecho con rayas de distintos colores puede
quedar muy bonito y les ayuda a aprender fácilmente la técnica de tejer. La
labor terminada puede servir de alfombra o mantita para los muñecos. También
cosiéndola a una tela para reforzar el tejido, se puede hacer un pequeño bolso
o estuche.
Las manualidades en la pedagogía Waldorf, se incorporan de forma
periódica en el primer año de primaria pero durante todo el jardín de infancia
han sido vividas desde el cuidado que las jardineras han estado poniendo en sus
acciones diarias. Poco
a poco el niño va necesitando un pequeño tiempo de una mayor concentración, el
de 5 años sigue viviendo las rutinas de expansión-concentración del jardín pero
se está preparando para dar el paso a primaria. Así, hay momentos en los que
los cordones de lana van siendo creados por los dedos ágiles y despiertos de aquellos.
También entra como una actividad para todo el año el telar de bastidor, para
que hilando la urdimbre que la maestra prepara se vaya incorporando una
voluntad más madura que el niño va aprendiendo a conquistar.